Hablamos con Marc Torralba, ex alumno de Vitae y actual profesor de los grados superiores de Acondicionamiento Físico y de Enseñanza y Animación Sociodeportiva. Queremos conocer su experiencia como alumno y como profesor, que nos explique la evolución de la escuela y cómo el aprendizaje en Vitae le ha marcado su vida.
Entraste en Vitae en 2012. ¿En qué situación personal te encontrabas?
Mi madre es bióloga y mi padre odontólogo. Para mis padres los estudios eran muy importantes y yo no quería seguir estudiando. Estuve unos años trabajando pero no encontraba mi lugar ni mi objetivo hasta que entré en Vitae. Estudiando en Vitae vieron que yo era feliz. De hecho, mi madre siempre recuerda una frase que le dije un día cenando: «hoy es el primer día que me cuentan algo que me interesa».
«Si en 2012, cuando entré en Vitae, le hubieran dicho a mis padres que 8 años más tarde, en 2020, tendría los estudios de grado superior, una carrera universitaria y un máster, no se lo hubieran creído. Seguramente, sin haber hecho antes el grado en Vitae, no hubiera acabado INEFC. Mi gran motivación para superar los estudios universitarios era que tenía un objetivo: ser maestro de deporte.»
Si que lo tenías claro …
En Vitae descubrí que lo que más ilusión me hacía era ser profesor. Terminé el grado superior en el 2014 y eso me permitió ir a la universidad para estudiar INEFC durante 4 años. En la universidad ya pedí hacer las prácticas en Vitae porque tenía muy claro mi objetivo. Después cursé el máster en docencia. Una vez terminados los estudios, en septiembre de 2020, recibí la llamada de Vitae para incorporarme al equipo docente. Este es mi segundo año como profesor.
¿Qué significó para ti esa llamada?
Ser profesor en Escola Vitae Barcelona Les Corts ha sido una de las alegrías más grandes de mi vida. Era un objetivo que veía como un sueño cuando estudiaba allí. Y ser maestro en Vitae ha sido todavía mejor porque he vuelto a un lugar que siento como familia.
Dejaste la escuela como alumno en 2014 y volviste en 2020 como profesor. ¿Ha cambiado mucho Vitae en estos años?
La evolución es espectacular en todos los aspectos. En cuanto a las instalaciones hemos pasado de un solo espacio donde estudié yo con un equipamiento reducido a múltiples centros. Son más modernos y están preparados con todo el material necesario para desarrollar las clases. También ha crecido mucho la estructura de Vitae. Somos más profesores y se ha mejorado la oferta educativa.
Y que se mantiene de aquella Vitae que conociste como alumno?
Recuerdo que me encontré con unos profesores llenos de ilusión y muy cercanos. El trato era muy familiar. Me transmitieron aquellas sensaciones que buscaba: me guiaron a través de una de mis pasiones, que era el deporte. Y ese espíritu se mantiene intacto. Aparte de la oferta educativa y los diversos centros que tiene Vitae, el trato humano es uno de los puntos fuertes de la escuela. Aunque ha crecido, veo que conserva los mismos valores y el trato personal de cuando estudiaba y eso es muy importante.
Haber sido alumno de la escuela, ¿en qué te beneficia a la hora de ejercer como maestro?
Tu propia experiencia te marca y ayuda a ponerte en la piel del alumno. Aprendes a transmitir la práctica y la teoría tal como al alumno le gusta recibirla.
Y supongo que también ellos ven que después de los estudios, se puede seguir un camino, ¿verdad?
Siempre les digo a mis alumnos a principio de curso que en este mundo nos conocemos todos. Si lo hace bien durante la etapa de estudiante, le recordarán y le puede marcar el futuro laboral. Y me pongo como ejemplo: «yo estaba aquí sentado como vosotros y ahora estoy frente a usted y además también trabajo fuera de Vitae con maestros que fueron profesores míos», les digo.
¿Ser profesor en Vitae no es tu único trabajo?No. También trabajo en el centro de Crossfit Facta Non Verba dirigido, precisamente, por uno de los responsables de uno de los centros de Vitae. Curiosamente, en este centro hice las prácticas cuando estudiaba el grado en Vitae y luego me contrataron. Y allí sigo. El trabajar fuera también es un valor añadido para nuestros alumnos. Es un punto en común que tenemos la mayoría de maestros de Vitae y de esta manera trasladamos en el aula lo que vemos nosotros en el día a día.